Han pasado nueve meses desde ese primero de septiembre. Empezábamos el curso 2019/2020 montándonos en un avión y ¡zas! problema. A quién salvar, quién es necesario para llegar a buen puerto. Ese pequeño juego nos ayudó a conocernos un poco, a empezar a sentirnos grupo y crear pertenencia al centro. Una convivencia con arroz por medio (muy bueno Miguel Ángel). Nervios ante un horario (¡cómo nos puede condicionar!) y ante esos nuevos estudiantes, a los que acogimos con un árbol de los deseos. Alegría por los reencuentros y expectativas ante lo nuevo. Es el momento de ponernos a una, de consensuar... Todo arranca formando parte de un gran engranaje. Todos somos parte de él, ... ¡Esto marcha!
Despedimos el año de la mejor manera posible, reunidos en torno a una gran mesa. Todo seguía el guion previsto. Pero la entrada de año vino acompañada de noticias cada vez más inquietantes. Un nuevo virus pone tensión en la atmósfera. ¿Pandemia? Y llegó ese 13 de marzo. De pronto, nos encontramos con una situación nueva. Todos a casa. Y empezamos a echar de menos lo mas cotidiano.
Ahí aparecimos nosotros, los docentes, reinventándonos, dándolo todo: horas, recursos, medios, videoconferencias, classroom, nuevas metodologías, reajustes, inclusión, inteligencia emocional, ..., empezaron a ser parte de nuestro día a día. Hemos dado el 100% en todo. Se nota los grandes profesionales, los cracks, que se encuentran en el claustro del IES Las Lagunas. #orgullosademiclaustro.
Ha llegado el final de este extraño curso.
Felices por el trabajo realizado y orgullosos de los alumnos y alumnas. ¡Cómo han estado ahí!, acomodándose a las nuevas exigencias abiertas. #orgullosademialumnado.
¡Qué suerte de formar parte de esta comunidad educativa!. Nuestras familias siempre atentas y solícitas, a pesar de que algunas lo han pasado realmente mal. Nuestro Ayuntamiento y nuestra concejala de educación, siempre apoyando y ofreciendo soluciones. #orgullosademicomunidadeducativa.
¡ENHORABUENA! ¡IES LAS LAGUNAS!
Menudo año hemos vivido, difícil de olvidar. Pero si miramos atrás, podemos ver lo positivo. Todo esto nos ha ayudado a crecer, si cabe, más. Nos hemos detenido a valorar lo que realmente importa, nos hemos reencontrado y hemos encontrado a los que comparten diariamente nuestras vidas. Nos ha recordado la importancia de ser empáticos y solidarios. A compartir lo material y lo emocional.
En septiembre volveremos, con más ganas que nunca. Convencidos de afrontar esos nuevos retos que se abren en el horizonte.
Y de alcanzar nuevas metas.
¡FELIZ VERANO!